Con un estilo ameno, entretenido e inclusivo, Félix
Chiaramonte compartió su recorrido y su saber hacer en la clínica con pacientes
adictos. Incluyó abundantes referencias, invitando a la lectura de autores de
muy diversa raigambre, sin apabullar con un pretendido saber experto; más bien,
contagiando las ganas de informarse y formarse. Una y otra vez habló acerca de
la necesidad de pensar los contextos (políticos, sociales, culturales,
institucionales, económicos) en donde se insertan las prácticas. Propuso
algunos conceptos teóricos que pueden resultar orientadores, siempre desde una
decidida promoción del psicoanálisis como marco de referencia pero aceptando la
existencia de otras prácticas. (No faltaron alusiones- como de pasada- a la
importancia del análisis personal y a la oferta a debatir con los
conductismos).
Una vez finalizada la exposición tuvo lugar una animada
conversación con el público presente: Félix compartió algunos puntos de vista y
disintió con otros, siempre con cordialidad, en una invitación a apartarse de
la queja impotente- haciéndose cargo cada uno de aquellos que trabajan en ese
campo, de haberlo elegido- invitando a atravesar, a agujerear las ideologías,
la victimización y las ilusiones, en una política que- en el mejor de los casos
y sólo a veces- dé una respuesta efectiva al sufrimiento de alguien que ha
hallado hasta el momento sólo una solución tóxica.
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